Federico Vivanco: un promotor de las voces africanas
Este filólogo inglés, oriundo de Argentina, recopiló, tradujo y editó Ellas [también] cuentan, una antología de relatos y poesías de autoras africanas de expresión inglesa
Durante seis meses, Federico Vivanco narró en primera persona y con su propia voz muchas historias de migraciones forzadas, violaciones, hambre y pérdidas. Ese contacto tan directo, mientras trabajaba como intérprete en la Oficina de Asilo y Refugio del Ministerio del Interior, en España, le afectó de una manera especial. Primero, hizo catarsis con la pintura, y después con la literatura. Escuchar y traducir en simultáneo los relatos de asilados y refugiados, le despertó la curiosidad por saber lo que se escribía en África. “Fue a partir de ese trabajo que me apasioné por las letras africanas”, apunta este filólogo inglés, oriundo de Argentina.
Ahora, aproximadamente seis años después, esa pasión se convirtió en un libro. En 2017, después de cuatro años de trabajo, publicó la antología Ellas [también] cuentan, que recoge las voces de 20 escritoras africanas, provenientes de 11 países de expresión inglesa. Se trata de una obra muy valiosa, con relatos, poemas y ensayos que hablan sobre asuntos diversos: el rol de la mujer en la sociedad africana, la nostalgia y el conflicto interno que puede despertar la migración, las pérdidas que traen las guerras consigo.
¿Y cómo surgió la idea? Después de un tiempo ya sumergido en las letras africanas como lector, Vivanco verbalizó, en una reunión con otros filólogos, su intención de hacer una antología de textos de autoras africanas angloparlantes. Se inspiró en dos obras ya publicadas: la primera compilación de textos traducidos del yiddish al inglés, y la antología de relatos Las africanas cuentan, en la que Inmaculada Díaz Narbona recoge obras breves de escritoras francófonas. Como vio que no existía ninguna compilación del inglés al español, decidió ponerse en marcha.
Primero, estuvo un año documentándose. Leyó muchísimo y elaboró una base de datos con 86 autoras. El criterio de selección, dice Vivanco, fue primero emocional y después racional. “Yo he tratado de ser muy fiel a lo que es el arte. Y el arte, sea bueno o malo, te llega o no te llega. Los textos que escogí fueron los que me llegaron, me dejaron pensando, me afectaron. A partir de ahí, intenté no monopolizar el tema. Lo que más me gusta es el asunto de la diáspora y el exilio, pero quise ofrecer al lector un abanico de temáticas”.
Luego vino el proceso más difícil: el contacto con las autoras. Por ejemplo, con Ifi Amadiume —antropóloga, poeta y ensayista nigeriana— fue especialmente complicado. No contestaba sus mensajes, así que decidió buscar en Facebook a personas que tuvieran su mismo apellido. Así encontró a un sobrino, y a través de él le presentó el proyecto. Al principio, la autora no estaba muy convencida, pero finalmente accedió a ceder los derechos para traducir y publicar los dos ensayos que cierran la obra, que son extractos de su libro Male Daughters, Female Husbands: Gender and Sex in an African Society, y que versan sobre el exceso de trabajo al que están sometidas las mujeres en una región de Nigeria. “Fue un proceso muy complejo, pero ahora las autoras están tan sorprendidas como yo por la acogida que ha tenido el libro”.
La literatura como sanación
Antes de la antología, Vivanco no había traducido ningún texto literario. Sí había hecho trabajos más técnicos, pero nunca había afrontado el reto de traducir narrativas y poesías. “Traté de meterme en la piel de las autoras e intentar descubrir lo que querían transmitir”, explica. En algunos casos, quizás no fue tan complicado: por su propia experiencia con la migración, logró identificarse con historias como “Ekow” de la camerunesa Naomi Nkealah, o “La salle de départ” de la zimbabuense Melissa Tandiwe Myambo, o “Mansa” de la ghanesa Ayesha Harruna Attah.
Pero, más allá de eso, Vivanco considera que la literatura es una fuente de sanación, sobre todo en este asunto de las identidades híbridas que se van construyendo cuando la gente echa raíces en un lugar lejano a su patria. “Muchas veces sufrimos esa sensación de nido vacío o de falta de pertenencia a un lugar. Por eso, al verte reflejado en otras personas, al entender que otros también pasan por lo mismo, hace que no te sientas solo, que lo entiendas mejor. Creo que la literatura ayuda mucho en lo psicológico”.
Y de todos los lugares en los que se han vivido estos procesos, ¿por qué se siente más identificado con África? Él dice que muchos se preguntan lo mismo. Pero ya tiene una explicación: la literatura escrita por africanos y dirigida a occidente, como la de Chimamanda Ngozi Adichie o Aminatta Forna, le llega mucho más, quizás también por esa experiencia cosmopolita que han tenido estos autores. Pero la que se escribe para el propio pueblo africano, como la de Chinua Achebe o Ngũgĩ wa Thiong’o, si bien no es la más idónea para empezar con esta literatura, también tiene unos rasgos que le parecen maravillosos: la narración de las costumbres, el respeto a la familia y los abuelos, la importancia que se le da a la unidad. Y están los aspectos narrativos: “Creo que es una literatura muy visceral. No es que tenga otro canon distinto al occidental, es que simplemente me transmite más. Hay también párrafos más extensos, en los que los escritores vuelcan sus pensamientos. Eso me gusta porque es la parte más filosófica y es la que se conecta más con la literatura oral que, aunque se ha estado perdiendo, aún se mantiene de alguna manera en África”.
Y de todos los escritores, él se queda con las mujeres. Para él, las autoras africanas tienen una forma distinta de expresarse, de hacer catarsis, de mostrar su sensibilidad. Tienen una visión y una voz que merece conocerse. Y eso es justamente lo que pretende la antología, tal como dice la introducción: “El fin es dar voz a aquellas mujeres que han sido relegadas por un sistema patriarcal, machista, comercial o editorial, y otorgarles su verdadero lugar”.
Ariana Guevara Gómez
Periodista y lectora Venezolana. Blogger junto en @LiteraturaELC
@ArianaGuevaraG
Artículo publicado en http://www.literaturaenlaciudad.com/