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Salym Fayad

Entrevista al cineasta angolano Dom Pedro, Director de "Tango Negro"

El documetal investiga el linaje afro de esta música porteña. La película formó parte de la Muestra Itinerante de Cine Africano (MUICA)


Al final de la premier de Tango negro en París, Dom Pedro invitó al estrado a los embajadores de Angola, Uruguay y Argentina, que habían asistido a la función. "Quería que tuviéramos una conversación que incluyera sus puntos de vista después de haber visto la película", dice, "pero no fue posible: el embajador argentino se paró y se fue sin pronunciar comentario".

Quien haya visitado Argentina sabe que iniciar una controversia en el país austral no es difícil; más aún cuando el tema en cuestión es uno de los símbolos de identidad nacional. Con su más reciente documental, el realizador angolano Dom Pedro toca una fibra sensible al embarcarse en la búsqueda de los orígenes africanos del tango, un género que con frecuencia se asocia más a la migración europea al cono sur en el siglo XIX que al tráfico de esclavos africanos a América Latina. Como era de esperarse, desde las primeras etapas del rodaje en Argentina, Dom Pedro se dio cuenta que el tema de su investigación resultaba demasiado provocador para algunos. "Desde nuestro primer día en Buenos Aires empezamos a llamar a especialistas y musicólogos que se habían comprometido a colaborar con el proyecto, pero muchos se arrepintieron. Varios nos colgaron el teléfono sin dar explicaciones y prefirieron no comprometerse con opiniones que sin duda iban a generar controversia entre los amantes del tango", dice.


Usando como eje narrativo el trabajo del pianista argentino Juan Carlos Cáceres, compositor y estudioso de los orígenes africanos del tango, Tango negro lleva al espectador a Buenos Aires, Paraná, Montevideo y París, en un viaje musical e histórico que busca reivindicar un episodio ignorado de la cultura popular latinoamericana. "Mi trabajo no se centra únicamente en poner en evidencia una parte de la herencia cultural africana que se ha invisibilizado", dice Dom Pedro, sino en servir a los pueblos cuyas historias han estado sujetas a las narrativas de los poderes coloniales".

En ocasiones anteriores, al hablar de su película, usted ha hecho referencia a los conceptos de reapropiación y transmisión como fundamentos para contar la historia desde otro punto de vista, el punto de vista del colonizado. ¿A qué se refiere con estos conceptos en el contexto de Tango negro?

Como se puede ver en mi película, yo soy de los que piensa que la historia ha sido truncada, y que las versiones de la historia que nos dan no siempre son las verdaderas. Depende de nosotros descubrir esa historia escondida. ¿Quién nos esconde la historia? Aquellos que quieren que se mantenga el orden colonial. En este caso el tema que nos ocupa es el tango. ¿Cómo es que el mundo entero piense que el tango no tiene nada que ver con África? Nadie quiere hablar de la presencia negra en Argentina; nosotros como artistas tenemos que llevar a cabo este combate cultural y reapropiarnos de nuestra historia. Una vez pase esto, nuestro deber es transmitir esa historia a las generaciones más jóvenes.

Según la investigación que hizo para realizar su documental, ¿cómo se explican los orígenes del baile del tango?

Antes de que su música fuera transformada y el piano reemplazara los tambores, los africanos bailaban sus ritmos de manera festiva, libre, improvisada, siguiendo el ritmo de la percusión. Pero los blancos en las américas recodificaron ese estilo de baile y lo moldearon a su manera. Según esa nueva interpretación el baile se hace con pasos más rígidos y sistemáticos; en oposición a los movimientos más abiertos y expresivos. Los africanos no bailan así. Se empezó a marcar la diferencia, se empezó a distanciar el origen africano de la música y del baile.


¿Se puede hablar de un proceso de invisibilización de los afrodescendientes y de su herencia cultural en Argentina?

La película tiene la repuesta. Las autoridades argentinas querían moldear el país según el modelo europeo, y así quisieron deshacerse de los pueblos indígenas y de los africanos. Hubo un periodo de guerra donde los utilizaban para enviarlos al frente de batalla como carne de cañón. Luego llegó la época de las enfermedades, de la fiebre amarilla, y los africanos eran las primeras víctimas porque no había trato médico para ellos. Hacia la década de 1880 hubo una migración masiva de europeos a Argentina; las autoridades querían poblar su sociedad con miembros europeos. Aunque hubo mestizaje entre los europeos, indígenas y africanos, la sociedad argentina se fue blanqueando progresivamente.

Según las nuevas políticas de las autoridades argentinas los negros ya no podían disfrutar de la vida pública en la ciudad. Había presión física y psicológica para que los negros se fueran al campo. Hubo un proceso de exclusión. Algunas de las personas de raza negra que aparecen en la película están a 70 kilómetros de la ciudad. No se les puede encontrar fácilmente; es como si los hubieran escondido.


¿Usted diría que el cine tiene el poder de hacer visible lo invisible? ¿Es eso lo que usted ha intentado con Tango negro?

Sí. El cine es una poderosa herramienta audiovisual, y esto es muy importante en partes de África donde hay problemas de alfabetización. En muchos casos los libros tienen menos audiencia, pero el cine es más accesible y la gente puede asimilar más fácilmente lo que está viendo. En nuestros países deberíamos desarrollar el cine, en particular la realización de documentales, para reivindicar nuestra historia a través de una investigación rigurosa.

Usted habla con frecuencia de la importancia de reivindicar la herencia cultural propia para construir algo positivo a futuro...

Sí. Lo primero que debemos hacer es convencernos a nosotros mismos de la importancia de nuestro legado cultural. Tenemos que recuperar esa confianza que nos hace falta. Nos faltan los referentes históricos. ¿Por qué? Porque aquellos que escriben la historia nos quieren hacer olvidar nuestro pasado. En Colombia son evidentes las raíces africanas, pero éstas se pueden encontrar en todo el mundo. Incluso el primer shogun en Japón era negro. Y recordemos que el primer presidente negro de las Américas no fue Obama. Era un mexicano: Vicente Guerrero [1783 – 1831]. Las referencias son numerosas, pero nadie habla de esto. Tenemos que recuperar esa confianza que nos falta. Mi película es mi contribución a esto.


¿Qué lección personal le dejó hacer esta película?

En primer lugar, encontré mucha gente que está haciendo investigación sobre el mismo tema, lo cual es muy satisfactorio. Luego, en el proceso de filmar y hacer la investigación me di cuenta que muchas palabras que encontraba en América Latina son de origen kikongo, que es mi lengua materna, aunque en las Américas cobran otro significado. Pude discutir con el etnomusicólogo uruguayo Gustavo Goldman el título de su libro Lucamba: herencia africana en el tango, 1870-1890.En kikongo, lukamba quiere decir "vé a decir", "vé a contar algo". Hay muchas palabras así en América Latina. Las palabras "rumba" [el popular género musical de África central] y "cumbia" tienen el mismo origen: se derivan de la palabra nkumba, que en kikongo quiere decir ombligo. Es una clara referencia al baile, que además está asociado al erotismo y la fertilidad. Como ves, algunas de estas palabras son como palabras mágicas, llenas de significado.


Salym Fayad

Cofundador de la MUICA, fotógrafo, realizador y periodista independiente colombiano que desde 2008 vive en Johannesburgo.

Entrevista publicada en la plataforma vice.com

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