Detrás de la trama
Las telas africanas son fuente de inspiración para artistas y diseñadores de todo el mundo. Su versatilidad, la paleta de colores y el diseño tan particular provocan un encantamiento irresistible. Ahora bien, qué sabemos acerca de sus orígenes. ¿Cómo surgió esta industria y porqué sus diseños son diferentes al resto de los textiles que conocemos?
Las telas “wax” africanas son producto de la industrialización de la técnica tradicional llamada Batik. En este proceso se usa cera, que es un componente clave ya que permite que la tela brille tanto al derecho como al revés, que los colores no destiñan y que sean muy resistentes. Además, la cera protege la tela del sol y el lavado continuo manteniendo la intensidad de los colores a lo largo del tiempo.
Los orígenes de la industria de telas “wax” africanas se remontan a mediados del siglo XIX, precisamente cuando Holanda incorporó mercenarios de África Occidental a su ejército en Indonesia que al volver a sus países llevaron batiks de las antiguas Indias Orientales. Así comenzó el gusto por este tipo de telas, hecho que los holandeses quisieron aprovechar transformando el proceso de creación, es decir industrializando la producción.
La impresión hecha a máquina contenía pequeñas líneas, puntos e imperfecciones producto de la filtración de la tintura en las grietas de la cera, razón por la cual los asiáticos rechazaron el tejido industrializado.
Luego del intento fallido por colocar las telas industrializadas en el mercado asiático, cuya preferencia continuaba a favor de la producción artesanal, los holandeses apuntaron hacia África del Oeste.
A partir de 1920 la producción se destinaba en su totalidad para el mercado africano y ese fue el motivo de diseñarlas pensando exclusivamente en sus necesidades y usos. De este modo, incorporaron a las telas símbolos y escrituras que refieren a valores, proverbios, o sucesos históricos de las sociedades africanas. Además, los textiles son utilizados para comunicar sentimientos o momentos particulares en la vida de una persona. Así encontramos estampas destinadas para usarlas en las bodas, otras anuncian momentos de fertilidad, épocas de duelo, y demás situaciones de la vida cotidiana.
De este manera comienza un proceso de hibridación cultural que combina técnicas de origen indonesio, holandés y contiene el imaginario social del oeste africano.
La distribución de las telas hacia África del Oeste y Central estuvo a cargo de mujeres de Togo. Entre 1950 y 1980 surgieron las “Nana Benz” apodadas así por ser las únicas que disponían de los costosos autos Mercedes Benz. El negocio de telas comprendía el 40% de la economía de Togo por aquellos años, y se extendió hacia Benin, Costa de Marfil, Nigeria, República Democrática del Congo y Sudáfrica.
Un dato interesante relevado en estudios antropológicos acerca de la función de este tejido en África Occidental, es el hecho de que sus usuarios destacan el carácter cosmopolita e internacional del tejido, y no el elemento tradicional o lo “africano”, lo cual nos interpela acerca de cualquier tipo de lectura rápida y superficial sobre el tema. Este tipo de tejido forma parte integral de la vida en África Occidental, sus coloridos patrones comunican y son cuidadosamente elegidos, sin por ello desconocer los complejos orígenes que la industria conlleva. Es preciso despojar a las telas de la mirada evolucionista y colonial que las define como un fenómeno tradicional detenido en el tiempo, ya que por el contrario, las telas y sus diseños señalan un trasfondo cultural signado por la hibridación y en constante transformación.
Imaginar nuevos sentidos
EL artista Yinka Shonibare, londinense de origen nigeriano, ofrece su visión de la relación entre Europa y África a través de su obra en la que las telas wax cumplen un rol protagónico. Yinka se autodefine como un híbrido poscolonial por su condición de hombre negro europeo.
En sus obras recrea escenas coloniales alternativas colocando a los negros en los roles de los blancos o construyendo situaciones provocativas y exuberantes. Sus temáticas principales son las construcciones de la identidad, los egos, las culturas y las tradiciones.
Las telas “wax” africanas están presentes en toda su carrera, tanto en instalaciones como en esculturas o fotografías, y se convirtieron en un sello de identidad del artista.
Obinna Makata, es un artista nigeriano cuyos trabajos más populares son los collage realizados con papel y tela africana. Preocupado por cómo el consumismo interfiere en la vida social y el entorno urbano, se propuso explorar los usos de tela. Comenzó a partir de los retazos encontrados en la basura de su vecino dedicado a la sastrería, y a partir de entonces utiliza los textiles como una metáfora de la identidad cultural creando narrativas de lo cotidiano.
Sus temáticas principales son el aborto, la inmigración, y la transformación de los valores sociales.
Obinna describe sus collages como "pedazos rotos de la cultura africana" y los ve como una respuesta a la influencia extranjera omnipresente que continúa amenazando el sistema de valores tradicional y los procesos artísticos únicos en el continente.
Las “telas africanas” constituyen una fuente de inspiración e influencia. Más allá de la complejidad de su origen, o tal vez por esa razón, se transformaron en un elemento característico de la identidad africana. Compleja tarea la de dirimir a quién pertenecen los derechos de autor sobre una creación producto de tanta apropiación y reapropiación cultural.
El surgimiento y producción de los tejidos wax africanos es un hecho histórico cultural, a través de su trama se expresan las disputas sobre las desigualdades y sedimentan múltiples significados y sentidos reeditados en la experiencia cotidiana.
Daniela Lasalandra
Licenciada en Sociologa (UBA), Docente, Maestranda en Diversidad Cultural,
Especialización en Estudios Afroamericanos (UNTREF)